Las calabazas de peregrino son muy propensas al moho y a los hongos. Como en el caso de todas las cucurbitáceas, te aconsejamos una estrategia de cultivo que permita a la planta crecer sobre una estructura en lugar de hacerlo en el suelo.
De hecho, las calabazas de peregrino que crecen en el suelo son propensas a los patógenos que pueden contaminar toda la torre. Como todas las cucurbitáceas (pepinos, calabazas de peregrino, lufas…), las calabazas de peregrino desarrollan un sistema radicular enorme.
Cuando el oídio empiece a mostrar signos en las hojas, te aconsejamos que mezcles una cucharada de almidón de maíz por cada 5 L de agua y rocíes dicha mezcla sobre las hojas y los tallos (a veces funciona, a veces no, dependiendo del nivel de infección… aunque no erradique el problema, dicho remedio natural ayuda a frenar las infecciones de hongos).
En términos de rendimiento, las calabazas de peregrino son plantas generosas que dan muchos frutos.
Sólo se recomienda cultivar calabazas de peregrino con fines experimentales. Las calabazas de peregrino rara vez se cultivan para ser consumidas, y aconsejamos a propietarios Tower Garden® que den prioridad al uso de su torre para cultivar alimentos.
Sin embargo, la calabaza es también un cultivo perfecto para llevar a cabo con niños desde una perspectiva educativa.
Las calabazas de peregrino de botella se han utilizado desde la antigüedad para una gran variedad de usos. Además de ser comestibles, las calabazas de peregrino de botella tradicionalmente se secan y luego se utilizan como recipientes de almacenamiento, botellas, instrumentos y decoración.